Y sí, África es todo aquello que contamos hace unas semanas aquí, pero África es muchísimo, muchísimo, muchísimo más.
🇹🇿 Relato suavizado titulado «La otra cara»
Un pueblo que se levanta cada mañana temprano resurgiendo de las cenizas del sometimiento de una tierra subordinada a los intereses de codicia económica de las naciones que se dicen llamar “desarrolladas”.
Sin embargo, no es necesario invertir demasiado tiempo en el Norte, para darse cuenta de que lo que pudiera parecer una sociedad de progreso, es en realidad una decadencia humana alarmante. Para darse cuenta de que hemos llamado evolución a entregar todas nuestras habilidades físicas y mentales a las máquinas y smartphones. Y que cada vez más lejos estamos del homo habilis y más cerca del homo robotic con eso de la IA. Que el ritmo lógico del tiempo lo hemos acelerado y revolucionado como un timelapse, tanto que en muchas ocasiones no nos deja ver la vida, pues los árboles nos tapan el bosque.


Me quedé un rato observando y vi allí también al hombre de negocios, tranquilo, sentado en una esquina haciendo sus números. El que se acuesta tarde y se levanta temprano para cumplir sus metas. A quien su madre un día le traspasó ese amor por la cocina y los alimentos. Y quien empezó con un pequeño puesto de zumos y finalmente construyó un céntrico restaurante, en cuyo interior, protegido por cuatro paredes de madera, se sirve amor, y zumos por supuesto.
Caminé un poco y me di cuenta de que la vida está en las calles y que todas las personas que se cruzan interactúan entre sí. Que no es necesario conocerse para preguntar qué tal va todo. Que las puertas de todos los comercios siempre están abiertas de par en par con un Karibu! (bienvenido) y con una gran sonrisa en el alma.
Seguí avanzando y vi como los problemas carecían de importancia. Si se iba la luz, podías seguir la conversación a oscuras o cocinar con una linterna. Se puede viajar en un coche escacharrado y disfrutar de la incertidumbre, pues no es un disgusto que salga humo del motor. De algún modo (con tiempo) sabes que se resolverá pues siempre de una manera bastante organizada se recibirá la ayuda de todos aquellos seres maravillosos que ven a un hermano en apuros, dejarán lo que tengan entre manos como si lo más importante fuese que ese vehículo volverá andar y os aseguro que vuelve a andar.
Todos parecían saber cómo solucionarlo, incluso aquel par que estaban apoyados en el capó y que no deberían tener ni 10 años. Si hay algo que aún preocupa menos es una rueda pinchada. Quedarse sin gasolina no es inusual y solo necesitas una botella como embudo y parar a una moto que te preste de su carburante a cambio de unos chelines.

Un trozo de tronco es una silla. Con dos cuerdas se sujeta cualquier cosa. Contra el viento el peso de una piedra. Un árbol es una majestuosa estructura. Fuertes dientes como abridores, una bicicleta es un vehículo de carga, el campo es alimento, el mayor es respetado, el sol y el gallo el despertador. La hoja y el lápiz son las cuentas y la memoria. El dinero es efectivo, el taxi es una moto y el teléfono se usa para llamar. -Vente! -Llego en 10 minutos. Al final fueron 20, pero se habla en persona. La ropa se hace, las zapatillas se cosen, los zapatos se lustran, el maíz se asa y el café se muele. Aunque canse.
Miré y vi que el tiempo no iba más despacio, simplemente se le había dejado ser lo que tenía que ser y como tenía que pasar. O como allí se dice Hakuna Matata. Donde todo reside en el mismo lugar, en el presente. Y así era la vida que yo vi de un pueblo asazmente desarrollado.
Tanzania, Julio 2022