En el mejor de los casos

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De mi experiencia personal en Tanzania en julio de 2022 me traje en un cuaderno muchas reflexiones de lo que viví y sentí en aquellas semanas. Cosas muy bonitas, injusticias, sorpresas y un importante cambio de mentalidad. Hoy quiero compartir como percibí la realidad de los chicos y chicas que estudian en las escuelas rurales. Para ello, te voy a pedir que te pongas en los zapatos de un niño o niña de un poblado del África subsahariana. Este relato forma parte de una serie llamada “Confesiones al norte: Con amor, desde el sur” y se titula: ✨EN EL MEJOR DE LOS CASOS

En el mejor de los casos (Confesiones al norte: Con amor, desde el sur I)

👩🏾‍🎓Un estudiante a las afueras de Karatu hoy eres tú.

En el mejor de los casos vas al colegio a aprender y no tienes que trabajar.

En el mejor de los casos solo caminas dos kilómetros y no ocho para poder llegar temprano a tu colegio por unos caminos pedregosos, secos, empolvados por roja arena.

En el mejor de los casos tu único uniforme escolar está enterito y no roto, roído, descosido o rajado por el pasar de los cursos, dejando ver en el mejor de los casos una camisa que se mantiene blanca y que no está rota, roída, descosida o rajada.

En el mejor de los casos calzas zapatillas o zapatos ilesos o ya los has reparado, puesto que te encanta el fútbol y sueñas con ser la estrella del momento. Siempre hay un balón para jugar de pequeño tamaño, fabricado con una maraña de bolsas cubierta por un perfecto trenzado de cuerdas.

En el mejor de los casos hay agua proveniente de un pozo dentro de tu colegio, en lugar de tener que traer el agua del río o guardar la de lluvia que siempre llega turbia. Tampoco tienes que preocuparte cada mañana de conseguir agua para llevarla tu mismo al colegio en un bidón de plástico amarillo de tres galones de esos que se usaron para otros menesteres.

En el mejor de los casos ya llevas tiempo sin enfermarte por consumir agua no segura.

En el mejor de los casos recibirás alimento en el colegio, que será a buen seguro fríjoles y maíz hervido. Te gusta mucho y siempre te lo acabas. Tú te sirves y tu lavas lo que ensucies.

En el mejor de los casos vives en una casa construida con ladrillos, mucho más robusta que aquellas fabricadas con barro y palos. Vives en una casa sin violencia y en la que no tienes que trabajar el campo o pastorear el ganado los fines de semana. En el mejor de los casos pudiste jugar y descansar el sábado y el domingo para volver con ganas el lunes a estudiar.

En el mejor de los casos aprendiste en clase, junto con tus otros setenta compañeros a decir algo en inglés. En el mejor de los casos no tuviste vergüenza de decir aquel día: -Good morning! entre risitas a aquellos extranjeros. Sonriendo, en el mejor de los casos con los dientes saludables.

La verdad, es que difícilmente se da el mejor de los casos.

Aún así cada día es un regalo a las afueras de Karatu y tu ilusión es aprender a leer, a escribir, a soñar.

Si quieres formar parte del cambio de estas grandes injusticias, puedes hacerlo. Gracias por seguir ahí.

2 comentarios en “En el mejor de los casos”

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